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En esta categoría, conocemos historías unicas y transformadoras. Son vuestras
historías. Las que habéis vivido o que estaís viviendo con un caballo especial...
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¿Cómo llegó ARION EN tu vida?
Recibía clases de equitación tradicional en una pequeña hípica de mi zona, había coincidido con él en clase, pero no le eché cuenta hasta que me lo designaron para hacer western.
Recuerdo que hasta la quinta clase no logré que fuera al paso antes de empezar... a parte del retrote iba muy muy invertido, se iba de caña al galope y siempre que te veía aparecer por el paddock (aunque fueras a por otro caballo) se alejaba lo máximo posible y lo tenías que "cazar".
Solían ponerle rendajes de todo tipo para intentar disuadirlo de hacer esos comportamientos, pero no servía de nada... no sé por qué yo nunca lo monté con ningún sistema de anclaje fijo y la verdad es que ahora lo agradezco.
Al mismo tiempo de las clases montadas, empecé a trabajarlo pie a tierra en la pista redonda porque me daba pena, estaba un poco descuidado la verdad, nadie le hacía el mínimo caso y evidentemente mucho menos lo querían para clase o rutas. A pesar del comportamiento que tenía (montado, porque pie a tierra era -y es- muy cuidadoso) yo no percibía que hubiera mala intención o agresividad, más bien notaba miedo y confusión. En aquel entonces no sabía ni una décima parte de lo que sé ahora y como es lógico me guiaba por lo que me decía mi profesor.
Avanzar en las clases, tal como se entiende en ese tipo de entorno, era muy difícil con caballos que expresan claramente su disconformidad, así que en no mucho tiempo me designaron a otro menos "conflictivo".
Recuerdo como si la hubiera vivido ayer la última clase que hice con él en esa hípica.
Estaba galopando a mano derecha e íbamos los dos totalmente desencajados, yo intentaba hacerlo lo mejor que sabía, pero el caballo no quería saber nada del asunto, así que el profesor me hizo parar y se subió él. Empezó a mover las muñecas y a apretar pierna y el caballo, lo único que hacía era retrotar en el sitio totalmente invertido. Tras unos minutos de no conseguir lo que buscaba se bajó enfadado, espetando que el caballo no respondía a nada, que lo habían roto y que lo iba a vender.
Esas palabras me atravesaron el pecho como si fuera una estaca, ni siquiera me había planteado quedármelo, pero el simple hecho de imaginar que iba a desaparecer de mi vida y que vaya usted a saber dónde iba a acabar me dejó destrozada. Luego volví a subirme y milagrosamente galopamos de forma normal, quizá el caballo notó mi desánimo y dejó de percibirme como una amenaza.
¿Cómo supiste que era este y no otro?
Nunca he tenido caballo o poni, de hecho mi "bautizo" ecuestre fue a los 17 años, pero empecé a montar con asiduidad a los 24, y aunque no descartaba en un futuro tener uno en ese momento no buscaba nada porque ni me lo había planteado siquiera a medio plazo.
A medida que lo iba trabajando pie a tierra, empezó a surgir algo entre nosotros, sus ojos eran distintos cuando estaba conmigo, irradiaban esperanza y curiosidad... cada vez estaba más pendiente de mí, buscándome con la mirada y apuntando las orejitas hacia donde estuviera, algo que hoy día le caracteriza.
En ese momento yo había empezado con el curso de trabajo a la cuerda de Tomás Mateo, a quién debo agradecer enormemente que me ayudara desinteresadamente cuando me encontraba perdida en la tesitura de cuidar un caballo que no era mío, con los problemas que tenía y que estaba en riesgo de ser "sustituido".
En poco tiempo llegó un día en que me dio la sensación de que tenía las herramientas básicas para poder ayudarle, que la cosa podría salir bien como binomio. Fue totalmente intuitivo. No lo elegí porque no lo estaba buscando, simplemente nos encontramos mutuamente. Y así fue cómo, en plena pandemia y con una incertidumbre brutal sobre el futuro global, me hice cargo de un caballo de 19 años, flaco y con unos cuantos resabios a sus espaldas.
Muchas personas me tacharon de loca y fue muy duro contar con poquísimos apoyos... pero la determinación era más fuerte que nunca y luchamos contra viento y marea por nuestro sueño.
¿Cuál es tu mejor recuerdo "deportivo" con él?
Tuve un momento "deportivo" con él, una competición western, pero no hubo ningún buen recuerdo realmente. Él hacía las cosas porque no le quedaba otro remedio y yo no estaba preparada técnicamente para afrontar esos ejercicios.
El mejor recuerdo que tengo practicando equitación con él es una ruta que hicimos los dos solos por nuestras montañas, de unos 25km, en la que galopamos sin fin por todo tramo galopable con seguridad. Fue muy especial.
¿Tu mejor recuerdo con él en general ?
El primer día que decidió acercarse a mí voluntariamente. Significó muchísimo.
¿Qué es lo más significante que te ha aportado o enseñado a nivel personal?
Arion me ha enseñado que siempre se puede perdonar, todo depende de si están dispuestos a enmendar sus errores y a tratarte desde el corazón.
También me ha hecho ver cosas en mí muy bonitas que ni sabía que tenía.
Gracias a él he conocido a gente maravillosa (Laura y Fran de Paddock Activo Collserola, Marc Plana, Paula Ohlin, Mario Soriano, Tomás Mateo entre otros) que me han mostrado otra forma de ver y entender al caballo y la equitación, con sus conocimientos nos han ayudado a conocernos mucho mejor (entre Arion y yo, yo a mi misma y él consigo mismo) y a mejorar cada día juntos a un nivel que jamás creí posible.
¿Algo de lo cual te arrepentiste y que no volverías a hacer con él ?
Hacerle pagar mi frustración.
Cuando comprendes que el 99.9% de los problemas son por el humano (falta de comunicación, comunicación errónea, falta de comprensión, falta de lógica en la planificación, falta de lógica desde el punto de vista equino, falta de timing, etc.) te llevas la mano al pecho y, recordando todas esas veces en que te enfadaste sin motivo real, pides perdón de corazón, lloras y te levantas al día siguiente con la convicción de no volver a repetirlo.
Si le pudieras decir algo ahora, ¿qué sería?
Le dedicaría una sonrisa sincera.
Para realmente estrechar lazos con él tuve que enseñar todas mis cartas, me quité todas las máscaras, bajé todas las defensas y me mostré tal y como soy. Sin miedo.
Solo una honesta voluntad de querer ayudarlo a sentirse completo, respetado y honrado. No es algo que pensara, sucedió sin más. Fue un "te ofrezco todo lo que tengo, todo lo que soy.. puedes tomarlo"; si lo piensas bien, esto es lo que ellos hacen por nosotros.
Quizá por eso tenemos esa relación tan especial, o quizá fue simplemente el destino.
Un mensaje que te gustaría compartir con la comunidad ecuestre?
Que se hagan preguntas.
Que lo cuestionen todo: todo lo que vean, todo lo que oigan, todo lo que le hagan hacer... que pregunten el por qué y que escuchen al máximo número de profesionales de diferentes ámbitos, porque de todos se aprende siempre algo (aunque sea cómo no hacer las cosas).
Y para aquellas personas que quieren cambiar a mejor y se sienten perdidas, que sepan que no están solas, todos los que hemos hecho el cambio, hemos atravesado ese oscuro puente sin saber muy bien si llevaba a donde creíamos o si habría una red abajo en caso de caer.
Si es posible, que se rodeen de un buen equipo de profesionales afines a sus principios y se dejen acompañar.
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